Siempre que me preguntan cuál es mi comida favorita, la árabe se lleva el primer lugar, la sazón y el condimento con que preparan sus platos me parece realmente alucinante, por ende, soy medio estricta en cuanto a esta comida y al menos en Caracas siempre ando cazando lugares donde me impacte la propuesta gastronómica.
Estando en el Centro Comercial Líder, el hambre hizo de las suyas y terminé arriesgándome a probar la comida de Damascus.
Mi acompañante y yo pedimos de todo un poco (todo eso era para mí) , empezamos con un Ayran con miel que estaba bastante bueno, pero luego de esto empezaron los inconvenientes, entre que nos apuraron porque la cocina no preparía más carnes y el mesonero tenía un cuento muy interesante en el celular, nos trajeron la comida con algunos detalles que me desagradaron.
De todo lo que pedimos, sólo podría rescatar el pan árabe (tostado y tradicional) y las cremas de yogurt, berenjenas y garbanzos porque el tabule estaba picado muy grueso, el kibbe al horno demasiado seco que se deshacía al tratar de cortarlo y el falafel estaba quemado. En fin, aunque no suelo ser "destructiva" sino "constructiva" con los locales que visito, terminé comiéndome todo como buena chica, agradecí y me fui.
Como pueden notar en la foto, la presentación de los platos no era la más llamativa y honestamente me costó inclusive entender el nombre del local sino hasta que detallé el menú.
Lamentablemente, esta es una de las pocas veces que no regresaría a un lugar, ya que personalmente me parece inadmisible comer platillos árabes a los que les falta dedicación y se ve que depende de la hora, la comida baja en calidad, algo que jamás debería influir en la propuesta. ¡Pueden mejorar!
Puede seguirnos a través de Instagram y Twitter, ambos usuarios son: @ComerSabroso
Estando en el Centro Comercial Líder, el hambre hizo de las suyas y terminé arriesgándome a probar la comida de Damascus.
Mi acompañante y yo pedimos de todo un poco (todo eso era para mí) , empezamos con un Ayran con miel que estaba bastante bueno, pero luego de esto empezaron los inconvenientes, entre que nos apuraron porque la cocina no preparía más carnes y el mesonero tenía un cuento muy interesante en el celular, nos trajeron la comida con algunos detalles que me desagradaron.
De todo lo que pedimos, sólo podría rescatar el pan árabe (tostado y tradicional) y las cremas de yogurt, berenjenas y garbanzos porque el tabule estaba picado muy grueso, el kibbe al horno demasiado seco que se deshacía al tratar de cortarlo y el falafel estaba quemado. En fin, aunque no suelo ser "destructiva" sino "constructiva" con los locales que visito, terminé comiéndome todo como buena chica, agradecí y me fui.
Como pueden notar en la foto, la presentación de los platos no era la más llamativa y honestamente me costó inclusive entender el nombre del local sino hasta que detallé el menú.
Lamentablemente, esta es una de las pocas veces que no regresaría a un lugar, ya que personalmente me parece inadmisible comer platillos árabes a los que les falta dedicación y se ve que depende de la hora, la comida baja en calidad, algo que jamás debería influir en la propuesta. ¡Pueden mejorar!
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